PROTOCOLO FAMILIAR: Un traje a medida de cada Familia
La mayor parte del tejido empresarial de este país está formado por empresas de carácter familiar, donde los socios son hermanos, primos, padres e hijos, etc.
Frecuentemente van apareciendo conflictos entre esos familiares, que al mismo tiempo son socios, acerca de la gestión, el funcionamiento, o la sucesión de esas empresas, y ello acaba provocando el fracaso y, en definitiva, el cierre de la empresa.
Pues eso es lo que trata de evitarse precisamente con un adecuado protocolo familiar.
[su_pullquote align=»right»]EL PROTOCOLO FAMILIAR HA DE SER UN TRAJE A MEDIDA DE CADA FAMILIA. Debe ser preparado con diligencia y de forma personalizada para garantizar la sucesión de la empresa que tanto ha costado crear y mantener[/su_pullquote]El protocolo familiar básicamente es un acuerdo, un contrato entre los miembros de una familia empresaria dirigido a regular las relaciones entre esa familia y su empresa.
Son unas “reglas del juego” consensuadas y de obligado cumplimiento que una familia empresaria se da con el compromiso de cuidar y acrecentar ese patrimonio familiar para así poder legarlo a la próxima generación.
Así que la finalidad de un protocolo familiar es clara: tratar de asegurar la continuidad de la empresa con unas reglas pactadas claras de funcionamiento y de sucesión.
Es un acuerdo atípico. Es decir, su contenido no viene fijado por ninguna norma y los firmantes gozan de mucha libertad para establecer sus pactos.
Cada familia tiene que decidir, aunque sea aconsejada por un abogado, qué aspectos le interesa regular y cómo quiere regularlos.
Tiene que realizarse a través de un ejercicio de reflexión y discusión entre los accionistas y futuros accionistas de la empresa familiar, procurando llegar a acuerdos por consenso.
Además, es necesario revisarlo periódicamente, para adaptarlo a los cambios, tanto familiares como empresariales, que se vayan produciendo.
Su estructura puede ser desde muy sencilla, recogiendo simplemente criterios de incorporación de los familiares como trabajadores de la empresa, hasta muy amplia, abordando una gran variedad de temas: evaluación del trabajo de los familiares incorporados, órganos de gobierno, criterios y restricciones en orden a la transmisión de acciones o participaciones, sucesión en los órganos directivos y en la propiedad de las acciones o parcicipaciones, y un larguísimo etcétera.
Ello dependerá de la problemática de la empresa, del tamaño de la familia y de la propia empresa, de la etapa generacional en que se encuentre y de otros muchos factores.
EL PROTOCOLO FAMILIAR HA DE SER UN TRAJE A MEDIDA DE CADA FAMILIA. Debe ser preparado con diligencia y de forma personalizada para garantizar la sucesión de la empresa que tanto ha costado crear y mantener. Por todo ello, si está interesado podemos informarle de cómo prepararlo.
Rafael Benito Laciana
Abogado civilista