La financiación hipotecaria en estos momentos es mucho más cara que en épocas anteriores. Hay varios factores que explican que los diferenciales hayan subido de forma exponencial, que se han encontrado a modo de tormenta perfecta. Simplificando, mientras no salgamos con cierta fuerza de la crisis, los tipos seguirán bajos. Para compensar esta anomalía, los bancos aumentan los diferenciales, política muy peligrosa en cuanto suba el Euribor. Si todo ello no fuera suficiente, la actual incertidumbre normativa en materia hipotecaria se refleja en la concesión de hipotecas. Estamos pasando de una regulación hipotecaria muchos más favorable para el acreedor. Con este panorama, encontrar financiación más barata que los dos puntos por encima del Euribor se convierte en una misión imposible.
La morosidad ha llegado a los bufetes de abogados. En el último año, muchos han visto cómo su provisión de morosidad se ha incrementado un 150%, según constatan despachos nacionales y extranjeros. Buena parte de los bufetes no tenía un protocolo estricto de cobro y ni siquiera contaba con un departamento destinado a los recobros, se ocupaban de ello los gestores administrativos, que hacían alguna llamada ocasional al cliente. Algunos bufetes españoles certifican que su ratio de morosidad ronda el 1,5%, lo que nunca imaginaron. Una ratio de morosidad del 8% es la linea roja que un bufete no debería sobrepasar, explican los despachos consultados.